José Mª Jericó MARTES 29 DE SEPTIEMBRE DE 2020
La tauromaquia vive momentos difíciles, angustiosos, y se nos viene a la memoria la profecía que Juan Belmonte hizo el año 1935 del pasado siglo al periodista Chaves Nogales mientras éste escribía la mejor biografía que existe sobre el mítico torero trianero; “Eso sí es verdad. Puede ocurrir que los socialistas cuando gobiernen…”. Así respondía al periodista cuando éste le comentó: “Dentro de unos años, a lo mejor no hay ni aficionados a toros, ni siquiera toros. ¿Estás seguro que las generaciones venideras tendrán en alguna estima el valor de los toreros? ¿Quién te dice que algún día no han de ser abolidas las corridas de toros y desdeñada la memoria de sus héroes? Precisamente los gobiernos socialistas”… Han pasado ochenta y cinco años y ahora, aprovechando esta crisis pandémica, el toreo es atacado y desdeñado desde todos los frentes de la izquierda progresista con más fuerza.
La hipocresía política que nos gobierna está en contra de nuestra historia, de nuestra cultura y está poniendo todo tipo de trabas administrativas para que la ayuda no llegue al sector taurino. La historia se repite
La hipocresía política que nos gobierna está en contra de nuestra historia, de nuestra cultura y está poniendo todo tipo de trabas administrativas para que la ayuda no llegue al sector taurino. La historia se repite, han sido muchas las ocasiones en que altos mandatarios trataron de cargarse la fiesta de los toros y no pudieron. La fiesta del pueblo, la tauromaquia, es una fiesta bravía, con carácter, única, que a través de los siglos se quedó y arraigó como una manifestación cultural del pueblo español, que a su vez exportó a otras naciones de Europa y América. Aunque les cueste reconocerlo, la nación española lleva en su sangre al toro y la tauromaquia. El toro de lidia, animal único en su especie, y la Fiesta forman parte de nuestra cultura más enraizada y de la idiosincrasia de la mayoría de nuestros pueblos, muchos de ellos, este año, suspendidas sus tradicionales ferias y fiestas con que honran a sus patronos, han vivido con tristeza y desolación la desaparición de sus populares festejos.
Los taurinos en general deben dejar de hacer cada uno la guerra por su cuenta, tienen que estar unidos, ahora más que nunca, bajo una organización que legisle, regule y ampare jurídicamente la fiesta de los toros en toda su extensión. La hora ha llegado
Urge y así se está pidiendo reiteradamente, que la Tauromaquia, en su amplia dimensión, se una para luchar por una legislación que proteja y beneficie a todos, en la que se incluyan ganaderos, toreros, empresarios, subalternos, organizaciones del toro en la calle, etc. Los taurinos en general deben dejar de hacer cada uno la guerra por su cuenta, tienen que estar unidos, ahora más que nunca, bajo una organización que legisle, regule y ampare jurídicamente la fiesta de los toros en toda su extensión. La hora ha llegado, es necesaria la creación de un organismo, que englobe a todo el sector y luche por los intereses de todos. Seamos optimistas y esperemos que se reaccione. La Fundación del Toro de Lidia y la Federación del toro en la calle, todo un ejemplo de lucha, ya lo hacen, pero es insuficiente. Es urgente y necesaria la unión de todos, no miren para otro lado, no se lo pongan fácil, recuerden aquello de “divide y vencerás”. Es muy posible que el próximo año sigamos teniendo dificultades para volver a la normalidad taurina, pero, a pesar de todo, los aficionados seguiremos fieles a nuestra cita con la Fiesta. No arrojemos la toalla, sigamos luchando contra el maldito virus y contra la política anti taurina que cada día va a más.
Tomemos el ejemplo de la afición francesa, donde han sido capaces de dar sus ferias de Arles y Nimes y el pasado domingo en Dax nos dieron toda una lección de reconocimiento a nuestra cultura taurina, que también es suya
Tomemos el ejemplo de la afición francesa, donde han sido capaces de dar sus ferias de Arles y Nimes y el pasado domingo en Dax nos dieron toda una lección de reconocimiento a nuestra cultura taurina, que también es suya, al interpretar el himno nacional de España seguido de La Marsellesa, mientras nuestra bandera ondeaba en el mástil de la plaza junto a la francesa con toda la plaza puesta en pie respetuosamente y en absoluto silencio, un momento que no olvidaremos y que a muchos de los que estábamos siguiendo la retransmisión por el canal Toros de Movistar nos embargó de emoción.