Por tercer año consecutivo los vecinos de la localidad madrileña de Soto del Real se unían para celebrar esa fiesta del pueblo, esa misma que ante un referéndum votado por 400 vecinos aproximadamente, en una localidad de 8500 habitantes y ante la muestra de dos años consecutivos reuniendo a mas vecinos en el festejo reivindicativo, que los que votaron en ese presunto ilegal referéndum, se tenia que ofrecer de nuevo en la finca de Víctor Aguirre, tras la negativa nuevamente de dar la fiesta del pueblo en el municipio. Un ejemplo de unión, de defensa de la tauromaquia y sobre todo de coraza por defender nuestra fiesta, fue lo que se vivió en la ganadería de Aurelio Hernández, donde nuevamente se puso claramente que la fiestas de los toros es del pueblo le guste a los políticos o no. Un festejo que no quiso perder ninguna rama de la tauromaquia, dejando ver el toreo a caballo, el toreo a pie y como no el toreo a cuerpo limpio.
Luis Rodríguez abría el tentadero ante una plaza de tientas sin un hueco en sus gradas, ni en su tapia, dejando una faena con mucha verdad, a una vaca herrada con el numero 82 a la que el diestro saco grandes batidas hiladas a la grupa de su cuadra y con pares al quiebro de los que preguntaban entre el público porque no esta en las ferias.
Iván Vicente salía con la responsabilidad de tentar ante sus paisanos, topándose con una vaca herrada con el numero 58 que entro tres veces al caballo, siendo la última de punta a punta en la plaza. Pocas opciones tuvo en el capote, y escasa en la muleta, donde a pesar de cuidar a la vaca con tandas a media altura, poco pudo trasmitir por las escasa fuerzas del ejemplar.
Javier Cortes dejo entre ver más de lo que tenia delante, topándose con una vaca desclasada que apretaba hacia los adentros, pero a la que saco su raza, sacándole una faena para el público con muletazos ceñidos y remates alargando la embestida.
Abel Robles dejo muestra de sus condiciones parando una vaca herrada con el numero 575, ejemplar que mostró mansedumbre evitando el caballo de picar, incluso dando más de veinte vueltas al ruedo a la que con coraza se puso con ella y no solo consiguió meterla en el capote, si no de sacarle muletazos sueltos por el pitón derecho con mucha verdad. Una vaca que compartió con el becerrista Alejandro Sanz, quien a pesar de su corto rodaje demostró pronto su visión del ejemplar al sacarle todo el jugo por el pitón derecho con bonitas tandas, incluso mostro futuro en cada una de sus salidas airosas de sus tandas, gestos que no se enseñan, si no se sacan del corazón.
Cerraron el tentadero los recortadores Vicente Vivas y Daniel de la Morena, quienes se toparon con una vaca que caída la noche acuso la luz, realizando embestidas complicadas a lo que los recortadores dieron la cara, sacando algún quiebro y recortes a base de jugársela.