Ganaron los buenos y perdió la mala.

Entonces Carmena no quería toros, y como no tenía ovarios para atacar a los de su misma edad, iba a por los débiles: a por los niños y jóvenes.

Era 2015. Manuela Carmena era la primera edil madrileña gracias a un enjuague político -que no por ser legal deja de ser rastrero- y estaba decidida a «cumplir el programa que habían votado los madrileños». El problema es que la mayoría de los madrileños votaron un programa distinto de aquel. 

Entonces Carmena no quería toros, y como no tenía ovarios para atacar a los de su misma edad, iba a por los débiles: a por los niños y jóvenes. Comenzaba entonces el totalitarismo encubierto que habían atistbado los medios en relación a la izquierda radical y éramos las primeras víctimas. 

Hoy, cinco años después, los buenos llevaban razón. Aunque sea demasiado tarde. 

FOTO: La imagen del futuro: un maletilla este sábado en el Batán esperando que el ganadero le diese la oportunidad de dar una tanda a una vaca diez veces mayor que él.

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