La pinacoteca, que acoge una exposición sobre el genial pintor aragonés, sostiene que la serie Tauromaquia “se hace eco del debate sobre la legitimidad de la tauromaquia”
Por Juan Cristóbal García
El Museo del Prado acoge a partir de este miércoles, 20 de noviembre, la exposición Goya. Dibujos. «Solo la voluntad me sobra”, que estará abierta al público hasta el próximo 16 de febrero. En esta gran muestra se reúnen por primera vez más de 300 dibujos de Francisco de Goya, del Museo del Prado y otras colecciones en el que se hace un recorrido cronológico por la obra del genial pintor de Fuendetodos. Como no podía ser de otra manera, los toros tienen un apartado en la exposición a través de la serie Tauromaquia, aunque llama la atención la versión oficial del Museo del Prado, que a través de su análisis sitúa a Goya como crítico con las corridas de toros. “Se manifiesta como el ilustrado que era, contra la violencia de los hombres que contrasta con la fuerza y la nobleza de los animales”, afirmó Manuela Mena, comisaria de la exposición, durante la presentación de la muestra. “Las composiciones se sitúan en el ámbito crítico y dramático de los Desastres de la guerra, y el artista se hace eco en ellas del debate sobre la legitimidad de la tauromaquia que existía en la sociedad ilustrada”, aseguran en el texto de la exposición, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Goya era antitaurino?
Manuela Mena, comisaria de la exposición: “En la serie Tauromaquia, Goya se manifiesta como el ilustrado que era, contra la violencia de los hombres que contrasta con la fuerza y la nobleza de los animales”
Esta hipótesis la defienden en los últimos años una corriente encabezada por José Manuel Matilla, jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Museo del Prado y comisario de la exposición junto a Manuela Mena. Matilla ya presentó esta versión en el año 2002 a través de la exposición Visión crítica de una fiesta y El libro de la Tauromaquia, en la que acompañaba la obra del pintor aragonés con textos antitaurinos de ilustrados como Jovellanos, Vargas Ponce y Ceán Bermúdez, con los que Goya tuvo relación, en una clara intención de reforzar su postura, que ha sostenido en varios artículos durante estos años.