¿Quizás estamos cometiendo un error?. Desde que se anunció la formación del nuevo gobierno hemos inundando las redes con artículos de opinión, de afamados periodistas, asociaciones taurinas y opiniones de aficionados sin saber a ciencia cierta lo que va a ocurrir y en previsión de un ataque definitivo a la fiesta.
Hay quien se atreve a opinar que la tauromaquia está blindada al pertenecer al Ministerio de Cultura y que nada se dice del toro en el Ministerio de Defensa del Bienestar Animal.
De esta manera pulula una nube de opiniones de políticos de segunda o tercera fila que se arrogan en el intento de acabar con la fiesta y han lanzado encíclicas amenazantes al medio, que en algunos casos han asustado al aficionado y en otros se les han dado escaso valor.
Tanta opinión ¿No estará dando demasiada importancia a lo que es una sombra? ¿No estará contribuyendo a avivar un fuego que de momento parece una chispa? ¿No será mejor esperar y reaccionar cuando sea realidad si es que llega a serlo?.
Un diagnóstico precoz, no cabe duda que salva vidas y por el contrario si este se produce tarde es muy peligroso, pero sentirse enfermo sin estarlo causa desasosiego.
Por otro lado tanta queja puede ocasionar un efecto contrario, que sirva para que a alguno de esos políticos arrogantes les de lugar a enarbolar un estandarte en contra y buscar un apoyo en estamentos más altos y dada la diversidad de los individuos que ocupan sillones importantes aparezca el verdadero ataque.
