Proponemos un viaje. Desde la selva de visión jurásica que es hoy la plaza de toros de Oviedo, hasta la situación en dudas de Las Ventas, el toreo se juega la femoral irremediablemente. Desde lo decrépito evidente, Oviedo, hasta lo no evidente de su lugar mas brillante, Madrid, la hemorragia es grave. Estos dos polos opuestos en fuste y brillo, la humilde y “prescindible” plaza ovetense, hasta la máxima representacióndel músculo del toreo, están en manos de los cirujanos, que es lo mismo que decir que están en manos de los que meten mano en la cornada: las administraciones y gobiernos. El político.
La tendencia a la laxitud, a perder músculo en cintura y cambiarlo por esa grasa producto del acomodo y el sedentarismo neuronal, hace que todo aquello que toque al toreo sea una suma hacia su decadencia. Entre la acusación de catastrofismo que algunos vierten al leer esta línea editorial y la insinceridad de los silencios, elegimos contar. Oviedo escenifica la respuesta taurina ante la desaparición por dejación de una plaza. El problema de Oviedo (su desaparición taurina) se ha tomado como ese nada que no importa porque no da dinero. El retrato de la plaza, Bien de Interés Cultural, en estado de salvajismo decadente, no ha suscitado una mínima reacción en el ¿mundo? del toreo. Ergo, al toreo se la pela Oviedo.
Pero, vayamos hacia el otro extremo, Madrid, cuyo contrato actual de arrendamiento oculta un evidente y grave incumplimiento del mismo por parte de la Comunidad (la propietaria): contractualmente ofreció una vía de negocio que no existía: la celebración de eventos no taurinos. Sobre el total del negocio (taurino y no taurino) la actual empresa hizo una oferta que, cada temporada que suma, le hace acumular unos costes inviables para una facturación truncada por el incumplimiento contractual de la Comunidad. No es catastrofismo, es nuestro día a día silenciado.
Hacemos la observación que esto ya sucedió con la anterior empresa, que anda ahora en un contencioso con la Comunidad. Es decir, que el problema no es sorpresivo ni nuevo. Los permisos para eventos tipo conciertos musicales y otros han de ser emitidos por al Ayuntamiento, que hace valer las normas actuales sobre seguridad. Cuando Ayuntamiento y Comunidad tenían el mismo color político, se realizaba una componenda, que Carmena no compone. Pero no es culpa de Carmena, que también. Esta señora usa una evidencia ya trasnochada por conocida, a la que jamás se le puso solución. Pero de esta voltereta antigua, las fracturas y facturas salen ahora.
La Comunidad y su gobierno actual tienen una patata caliente de difícil cocina: el calendario electoral del día 28 de este mes. Porque no han realizado su compromiso: efectuar las obras que acomoden al recinto a las normativas actuales, que dan vía libre a uso completo de la plaza. Para lo que incluso ya tienen aprobado el presupuesto. Es decir, que en la mesa de operaciones del futuro de Las Ventas ya no van a estar los cirujanos actuales, los políticos actuales, sino los elegidos el día 28. Mal paisaje: si en las urnas ganan los médicos que quieren amputar ese miembro, ustedes imaginarán lo que puede suceder.
Si ganan los médicos del mismo colegio médico que los actuales, la cosa cambia, pero cambia para exigir claridad y decisión. Ni una componenda más. Ni un silencio más. Ni un aplazamiento más. El Partido Popular, colegio médico al que se afilian los médicos actuales, debe de abordar ya mismo este problema y despejar el futuro de Las Ventas para siempre. El problema que deja la actual administración de la Comunidad, la creadora del pliego de condiciones más abusivo de la historia de esta plaza (se aconseja la visita a la Hemeroteca de mundotoro y de El Mundo con Zabala), además de tener truco y trampa, es de tres trayectorias y pronóstico muy grave.
El marrón se lo va comer quien les continúe. Por deber, por compromiso y por obligación, si el PP gana, al lado de Vox u otro partido, y entran en colegio médico de mando, tienen la obligación de resolver un problema que solo ellos han creado. Pero no pidamos efectos especiales ni ocultismo, sino soluciones. Esto no es Oviedo, esto es Madrid. Ya es lamentable y triste lo de Oviedo, que es como lo de Barcelona, de otra forma pero igual. El toreo ha sido incapaz de, con las leyes de su parte, hacer valer sus derechos en estas y otras plazas, aplicando la lógica de que no importa porque aporta poco al negocio.
Pero lo de Madrid es de una gravedad que consiste en que la Comunidad está ingresando una barbaridad inaudita con trampa que paga la empresa. Es decir, que paga el toreo y el aficionado y el público. Los nuevos médicos de todas las plazas que salgan tras elecciones, han de afinar mucho con los exigencias de los pliegos de condiciones de cada plaza.Mucho. Santiago Abascal, Pablo Casado y todo político que afirme apoyar al toreo, ha de comprometerse a que cada plaza que salga a concurso redactará pliegos ventajosos y no ventajistas de cara a un negocio administrativo.
Porque el toreo está sin fondos, aunque la mentira de las subvenciones aun siga campando a sus anchas por las mentes de los españoles.