JAVIER SESMA > Zaragoza
Zaragoza fue la protagonista de un golpe en la mesa de López Simón. Otro si tenemos en cuenta su triunfo en la Feria de Fallas de Valencia. En esta ocasión, el diestro madrileño dejó la versión más templada y asentada de su toreo con el mejor toro, de una corrida Conde de Mayalde, a la que le faltó mayor transmisión. Por su parte, El Fandi, que dio una vuelta al ruedo, debió pasear un trofeo del primero, pero la presidenta no hizo caso omiso a los pañuelos. Perera, con el peor lote, fue silenciado.
El tercero manseó en el caballo, del que salió sin picar, y se dolió en banderillas. Pero en la muleta, el toro de Conde de Mayalde se vino arriba y embistió con suavidad, arrastrando el morro con nobleza y fijeza. López Simón aprovechó desde el primer muletazo la calidad del toro y cuajó una faena plena de solidez y torería, que entusiasmó a los aficionados zaragozanos. Lo mató por arriba y paseó las dos orejas de la tarde.
El Toro de la Jota sufrió un campanazo en el caballo con el que no se empleó. Cumplió en banderillas. Acusó la voltereta en la muleta y desarrolló una embestida cansina, llevando siempre la cara suelta. López Simón puso su mejor disposición, estando siempre por encima de su oponente. La faena fue de más a menos, reflejándose únicamente pases y series cortas de mérito. Alargó el trasteo demasiado, matándolo de estocada certera. Fue ovacionado.
El primero de la tarde, cumplió en varas y se dolió en banderillas, donde El Fandi cuajó un buen tercio aclamado por el escaso público, que acudió a la segunda corrida de la Feria de San Jorge. Comenzó la faena de muleta, con una serie de redondos de rodillas, que calentó el graderío. Aprovechó, el granadino, la nobleza y bondad de un toro, que no se cansó de embestir hasta que buscó el abrigo de la tablas. Mató de estocada entera al encuentro y debió pasear la primera oreja de la tarde, si la señora presidenta hubiera mirado con más atención los tendidos. Dio una clamorosa vuelta al ruedo.
El cuarto cumplió en los primeros tercios, gustándose El Fandi en banderillas. El toro embistió siempre a media altura, pero con nobleza, aunque no acabó nunca de descolgar y se vino a menos. Le faltó, como a sus compañeros, fuerza y raza, por lo que la faena no tomó altura. El Fandi lo mató a la primera y fue ovacionado.
El quinto no se empleó en el caballo, quedándose crudo. En la franela, el animal embistió con fijeza, por abajo y sin violencia. Miguel Ángel Pereraaprovechó las primeras series, para torearlo a placer hasta que el animal comenzó a quedarse corto, por su excesivo celo, restando emoción a la faena. Se atascó con la espada y lo mató al tercer intento, siendo silenciado.
El segundo fue devuelto por salir derrengado de los cuartos traseros del caballo. En su lugar, se lidió un sobrero de Sánchez-Arjona, que manseó de salida y no cumplió en el caballo. Miguel Ángel Perera trató de aprovecharlo en la muleta, pero el toro careció de fuerza y raza, para corresponder al esfuerzo. Embistió con suavidad por abajo, pero sin transmitir emoción alguna. Lo mató a la primera y fue silenciado.