De tal guisa se paseó la célebre aficionada Laura por la plaza de Las Ventas antes de comenzar la corrida Goyesca del 2 de mayo. No se pierde ni un festejo de los casi 70 al año en Madrid. Y así paseó.
Mas de noventa años atesora en su taurino corazón, tarde tras tarde en la delantera del tres, tarde tras tarde resuena su potente voz con el primer ¡OLE! en los inicios de las faenas, vuela su abanico al pasar el matador en su recorrido por el anillo, como reconocimiento a su labor, retorna a ella con el beso agradecido del coleta.
La vimos llorar cuando Román la brindó un toro.
Querida Laura, Madrid te quiere y los aficionados añejos te respetamos.
Vicente Palmeiro