07/04/2019 Madrid Las Ventas. Tendidos vacíos y la gente refugiada de la lluvia en los altos.
Novillos de Hermanos Sanchez Herrero. Bien presentados y de diverso juego.
MIGUEL MAESTRO. Pinchazo y estocada. Saludos con protestas. Pinchazo y estocada recibiendo. Un aviso. Palmas.
ABEL ROBLES. Dos pinchazos y estocada desprendida. Tres avisos. Silencio. Dos pinchazos y estocada caída. Un aviso. Silencio.
DANIEL MENES. Dos pinchazos y bajonazo. Silencio. Estocada trasera y descabello. Un aviso. Silencio.
Bien presentados los novillos salmantinos y el conjunto del encierro de NOTABLE. Hubo al menos cuatro a los que se les caían las orejas, de gran calidad tercero y sexto. Lástima la falta de entendimiento de los lidiadores que deslucieron lo que pudo haber sido un gran tarde a pesar del tiempo.
Se volvió a repetir lo de siempre, 2, 2 y 5 festejos el año pasado, era el bagaje de los actuantes y como siempre no sonó la flauta. Avisos por doquier y un novillo a morir en los corrales tras los tres avisos.
El sin sentido, las horribles desordenadas lidias, y el toreo perfilero, sin distancias, dieron la victoria los astados que quedaron muy por encima de los matadores.
El madrileño Mastro, tiene poco que enseñar a pesar de los 35 abriles que atesora, es anodino y plano en su toreo, no respeta las distancias y se diluye en ese toreo hacia afuera.
Robles llegó bullidor a Madrid y se fue a portagayola, tras una lidia de desastre estuvo inquieto y se perdió en un desastroso final con los aceros. Después de un sin fin de intentos de descabello, vio como su oponente se marchaba renqueante a morir en los corrales.
El otro madrileño, Menes, reiterativo en esta plaza, enlotó lo mejor del encierro. Cuando un toro tiene casta, hay que dominarlo y templarlo y Menes hizo lo contrario, trapazos, levantarle la mano en la salida de cada muletazo, enganchones y destoreo.
La moraleja fue que como siempre no pasó nada, que Madrid es una plaza difícil para todos y que presentarse en el coso venteño debe ser un doctorado y no se puede venir en malas condiciones y con poco oficio porque te estrellas.
Tan solo Jarocho brilló en la brega y en banderillas, demostrando lo que es un profesional.
Vicente Palmeiro