03/06/2019. Madrid. Las Ventas. Vigesimoprimera de abono, casi tres cuartos de entrada.
Novillos de Fuente Ymbro, Bien presentados, mansos con dificultades.
JUANITO . Estocada trasera y tendida y descabello. Silencio. Estocada caída y descabello. Un aviso. Saludos.
ANTONIO GRANDE. Pinchazo, metisaca y estocada desprendida. Un aviso Palmas. Dos pinchazos y descabello. Un aviso. Silencio.
DIEGO SAN ROMÁN. Estocada caída. Saludos. Estocada. Un aviso. Saludos.
Mal lo de Gallardo, una novillada vacía de casta con algunos novillos toreables y otros con muchas dificultades, mansos y con genio.
¿Quien incordia a las figuras? Doloroso muy doloroso es ver novilleros pasearse por la feria más importante del Mundo, perdidos en ese toreo de escuela, ¿Donde está la personalidad?. Sin quitar importancia a la técnica, el novillero debe aportar una gran dosis de personalidad propia y eso no se enseña en las escuelas. Las escuelas deben encargarse además de la técnica del desarrollo y estudio de las características propias que presenta el futuro matador y potenciarlas de manera que sea la personalidad un factor determinante en la formación del novillero.
Una terna de novilleros internacional, que agrupaba, un portugués, un español y un mejicano, todos cortados por patrones similares. En apariencia con distintas técnicas aprendidas y que se encontraron con novillos mansos con dificultades.
Ni Juanito, ni Antonio, ni Diego, tuvieron capacidad para lidiar el pobre encierro que nos regaló Gallardo.
Faltó quietud, mando y serenidad, faenas atropelladas de trapazos y desarmes, en el caso de San Román cogido en sus dos novillos, un compendio de malas artes que ponen a los noveles en la cuesta del fracaso.
Es muy difícil, por no decir imposible, que con el peso de Madrid y más en su feria, un novillero sea capaz de echarse a la espalda la presión y conseguir un triunfo importante.
Las figuras del momento, están muy tranquilas y relajadas, iniciando temporadas con contratos elegidos, ganaderías adaptadas, todo ello desde antes del comienzo de las temporadas, copando las mejores ferias.
Y el aficionado asustado viendo el percal y la decadencia por la falta de jóvenes emergentes que puedan remover de sus sillones a las figuras y establecer una competitividad que hubo en otros tiempos, no tan lejanos.
Vicente Palmeiro