Por Paco Delgado jueves, 24 de febrero de 2022 · 07:48
El futuro de la plaza más importante del mundo se juega en estos días. Ya se sabe que al son de la música que suene en Las Ventas bailará el resto del negocio. O eso se cuenta y de eso se presume. Y aunque no siempre es así, parece que psicologicamente el eslogan funciona.
Hay que recordar, sin embargo, cómo ha disminuido la influencia que un triunfo en su redondel tiene y hay que volver muy atrás en el tiempo para afirmar que Madrid da mucho más que quita. Paco Ojeda es el último gran ejemplo de lo que sirve un zambombazo veraniego en este escenario. Y va para 40 años…
Coincidiendo con un nuevo esperpento protagonizado por nuestra clase política -inciso: aunque no seamos el pueblo más ejemplar del planeta, sinceramente ¿nos merecemos a los dirigentes que padecemos? ¿Tan mal lo hemos hecho o tanto daño hemos ocasionado para que sea personal de esta ralea quien dirija nuestra vida y destino? Creo que no, por mucho que seamos récord mundial de envidias, rencores y mala leche, y no vale replicar eso de que tenemos lo que hemos votado porque tampoco es así: no gobierna quien más votos tiene, sino una coalición de perdedores que unen sus fuerzas en pos no de garantizar el bien común, sino su propio bienestar, fortuna y poder, que se perpetúa en base a unas leyes que no benefician a la sociedad sino a sus dirigentes, que se aferran a sus cargos como lapas a la roca, importándoles un rábano todo lo que pase a su alrededor y no les afecte directamente. Miro a derecha e izquierda y creo que hay que corregir, con todo respeto, a Machado: al españolito que viene al mundo cualquiera de las dos, o tres, o cuatro, Españas le va a helar el corazón. Fin del inciso.- la Comunidad de Madrid ha hecho públicas las bases por las que regirá el concurso de arrendamiento de la Monumental madrileña, para la que se quiere tener nuevo responsable a partir del 6 de junio.
Lo primero que llama la atención de este pliego es la drástica reducción del canon, que se rebaja en más de un 50%, quedando establecido, dicen que para evitar que en vez de concurso se hable de subasta, en 975.000 euros como tope máximo y un mínimo de 675.000.
También se modifica el que, en cuanto a solvencia técnica, sólo podrán presentarse los empresarios que hayan gestionado plazas de primera y segunda categoría desde 2018 y que además tengan un volumen de negocio igual o superior a los cinco millones de euros en los ejercicios de las últimas cuatro temporadas. Cláusula que reduce en buena parte el número de aspirantes a no ser que concurran en forma de las ya consabidas UTE, unión temporal de empresas.
Se pide que se den 60 festejos mayores -de los que 14 serán novilladas-, repartidos a lo largo de la campaña, lo que significa que al margen de San Isidro queda la mitad de aquella cifra. Lo que no está nada mal y muchas otras plazas ya quisieran para sí esa programación, pero es, al margen de cómo se quiera tratar a abonados, jubilados, jóvenes, personas con incapacidad laboral, etcétera, en el apartado que recuerda que la plaza tiene que ser escaparate de la fiesta dónde puede que esté la clave para encontrar nuevo gestor, ya que para publicidad, promoción y difusión de los espectáculos que se organicen en Las Ventas, se exige una inversión mínima de 600.000 euros, lo que asegura un máximo de 25 puntos, igual que la oferta económica.
No hay que olvidar que el sector, tradicionalmente, ha tenido bastante alergia a este tema y que, erróneamente, se ha identificado inversión con gasto, por lo que no parece descabellado pensar que quien tenga claro que lo que hace falta es promocionar y enseñar al mundo qué hay y qué pasa tras la fachada de este impresionante edificio se lleve el contrato.
Una iniciativa que puede funcionar como efecto dominó y ser muy positiva para el mundo del toro, al que buena falta le hace.