Por Carlos Buenomartes, 31 de diciembre de 201909:02.
Escribí hace una docena de años que no se debería consentir -por inconstitucional, por antidemocrático y por omisión del deber ético y moral- que la televisión de todos, la que pagamos con nuestros impuestos, la que debería diseñarse bajo nuestros gustos y no bajo los intereses de los políticos que mandan, no retransmita ni una sola corrida de toros.
Inundados de denuncias deberían estar los juzgados y la oficina de administración de RTVE por incumplimiento de sus estatutos, en los que figuran como objetivos, y cito textualmente, “la producción y emisión de un conjunto equilibrado de programaciones y canales, generalistas y temáticos, de radio y televisión, que integren programas diversificados de todo tipo de géneros con el fin de atender las necesidades democráticas, sociales y culturales del conjunto de ciudadanos, garantizando el acceso de la ciudadanía a información, cultura, educación y entretenimiento de calidad”.
Pero la dirección del ente público es partidista y antitaurina, y pasa de los toros y de los millones de personas a quienes les gustan. Omite su deber de emitir programas diversificados de todo tipo de géneros y, para cubrirse ante cualquier posible acusación, se escuda en el espacio semanal en el que permite a Tendido Cero que hable del asunto taurino. Pero es que, además, no hay ni una sola queja seria por parte del sector taurino. Lo que no sale en la tele acaba por no existir. Es lo que le ocurrirá a los toros más pronto que tarde. Y, sin embargo, aquí no parece que pase nada.
Salvo honrosas excepciones, la tónica de la televisión nacional la han seguido también las autonómicas. Hace años comenzó una drástica reducción de las retransmisiones taurinas favorecida por varios factores. Uno el alto coste en el que derivaron, con demandas desmedidas por parte de las figuras y subalternos en cuanto a derechos de imagen. Y otro, aunque en menor medida, la negativa de algún matador atrayente e importante a ser televisado, lo que hizo decrecer el interés de las diferentes cadenas: “Si ni ellos mismos quieren… ¿vamos a querer nosotros?”, debieron pensar. Así que poco a poco fuimos matando a la gallina de los huevos de oro y ahora, la televisión en abierto, la nacional, la de todos, la que podría y debería promocionar mejor que nada los toros, los desprecia ante la aquiescencia del sector profesional.
TVE retransmitió un festejo por año en 2012 y 2013, superando las cotas de audiencia de la cadena. La última corrida que emitió fue en 2016, cuando se había comprometido a programar al menos dos funciones anuales en abierto. No lo cumplió y no hubo denuncia.
Leo que el presupuesto anual actual de la televisión estatal es de 900 millones, pero no hay dinero para los toros; que las audiencias caen en picado, pero no se anuncian corridas que las hagan subir. Veo que la tele pasa de los toros y que el mundo taurino pasa de reclamar sus derechos, los que fortalecerían su futuro si se respetasen. Pero no, aquí no pasa nada. Ojalá 2020 llegue más reivindicativo.