LA BAJEZA DE UTILIZAR A LOS NIÑOS DE PANTAALLA

Carlos Bueno martes, 2 de noviembre de 2021

Siempre he pensado que la Tauromaquia debería impartirse en los institutos. No necesariamente como asignatura sino como uno de los temas a tratar aunque no se evaluase. Transmitir de forma aséptica a los estudiantes las hectáreas de dehesa que ocupan los toros, su valor zootécnico y medioambiental, el impacto económico que generan, los puestos de trabajo que crean, su historia y su influencia en la cultura y en el arte, daría a los jóvenes la posibilidad de hablar del toreo desde un mínimo conocimiento, de valorar por sí mismos la posibilidad de inmiscuirse o de renegar del tema taurino; y no digo ya si una de las actividades escolares fuese la visita a una ganadería de bravo. Utopía total.

Que nadie piense que se trata de una aberración. A tenor de la Ley 18/2013, la Tauromaquia “forma parte del patrimonio histórico y cultural común de todos los españoles y merece ser preservada como un tesoro propio de nuestro país, rico en culturas distintas… Es una manifestación artística en sí misma desvinculada de ideologías, y es necesario contemplar su protección”, y según reza el artículo 149.2 de la Constitución Española, “es competencia de la Administración General del Estado garantizar su conservación y promoción como patrimonio cultural de los españoles, así como tutelar el derecho de todos a su conocimiento, acceso y libre ejercicio”. Es decir, que el Gobierno, con independencia de su tendencia y sólo por cumplir con su cometido legal, debería fomentar su enseñanza y divulgación.

Pero no se hizo en tiempos pasados y peor están las cosas para que se lleve a cabo ahora, a pesar de que el nuevo proyecto de educación que planea el Ministerio incluya, en segundo curso de la modalidad de Bachillerato General, la asignatura optativa “Movimientos Culturales y Artísticos”. ¿No cabría aquí la Tauromaquia? Perfectamente, aunque mucho me temo que el toreo no va a ser considerado un movimiento cultural y artístico. También barrunto que nadie relevante en representación del organigrama taurino formalizará la mínima queja al respecto. Así que, una vez más, se perderá una nueva batalla sin entrar a combatir.

Entretanto, nuestros dirigentes aprovechan el pasotismo del sector para seguir poniéndole zancadillas. Unidas Podemos, parte del Gobierno de España, incide en prohibir la entrada a las plazas de los menores de edad y en suprimir los espectáculos cómico-taurinos, tratando con ello de cortar el relevo generacional que dé pervivencia a los toros. Y peor se puede poner el asunto con la nueva Ley de Protección y Derechos de los Animales, con la que se abre oficialmente la puerta a impedir la retransmisión de corridas en televisión en un futuro próximo.

En su título IV, el texto recoge la prohibición de filmar escenas con animales que conlleven crueldad, maltrato, sufrimiento o muerte de los mismos. Aunque en principio se asegura que por ahora no atañe a la Tauromaquia, con una pequeña modificación el nuevo proyecto podría incluirla y dejarla fuera de las parrillas televisivas, lo que no afectaría a TVE, que ya hace años que no retrasmite ni un festejo, pero sí a Canal Toros, que indudablemente desaparecería, y a las cadenas autonómicas de Castilla-La Mancha, Canal Sur, Telemadrid, Castilla-León y Extremadura TV, sin olvidar programas de temática taurina como Tendido Cero, Toros para Todos, Tiempo de Toros, Tierra de Toros o Grana y Oro.

Así es que, lejos de que los poderes públicos garanticen y promuevan la conservación de la Tauromaquia, lo que procuran es obstaculizar su continuidad sin que se perciba una reacción enérgica por parte de los implicados. ¿Llegará cuando ya sea demasiado tarde? Se admiten apuestas.

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