Tras trece meses de sequía en Las Ventas del Espíritu Santo, se abrieron sus puertas para acoger un festival que encartelaba a las máximas figuras del toreo.
La afición de Madrid estaba esperando ansiosa volver a ver toros, lo hizo con alegría y las máximas medidas de seguridad anti Covid. Hubo una organización perfecta en lo que se refiere a los accesos, salidas y ubicación de los espectadores en sus localidades.
Durante el paseillo, el público acompañó a los integrantes con una sonora ovación. Al finalizar se escucho el himno nacional.
Los integrantes del cartel, ofrecieron un espectáculo acorde a la importancia del acontecimiento.
Ventura pasaportó de manera magistral al toro de Carmen Lorenzo al que desorejó con un faena llena de torería, variedad y mucho riesgo.
Ponce, tuvo que lidiar un toro de Carmen Lorenzo, al ver como el que abrió plaza y el sobrero, fueran devueltos por acusada flojera. El de Carmen no fue un toro fácil y el de Chiva solo consiguió algún muletazo suelto.
El Juli enlotó el mejor toro de la tarde. El de Garcigrande, embistió con casta y sobre todo con dulzura y Luian demostró el oficio que atesora. Vimos un Juli encajao con mucho temple y toreando despacio para desorejar a su oponente.
Manzanares se vio en apuros en el inicio de la faena, pero a base de mandar y arriesgar le meterlo en el capacho. Una faena medida con momentos de calidad y el estoconazo completaron la faena. Una oreja
Perera se llevó en el lote el de Fuenteymbro, un toro y toreó para recordarnos esa facilidad que tiene para andarle por la cara al toro, se llevó una oreja.
Ureña y el de El Parralejo, no se entendieron, el de Lorca le cambió los terrenos pero el toro no cambió, mal con los aceros, no consiguió trofeos.
Una oreja se llevó el novillero Guillermo García o con el que cerró plaza. destacando su oficio a pesar de la bisoñez.