Con el tiempo ha ido evolucionando y mejorando a la vista de los aficionados
29 de diciembre de 2019/Adiel Armando Bolio
Sin duda, una de las partes visuales más bonitas y agradables de la Fiesta de los Toros, por su colorido, elaboración y contenido, es el cartel en el que se anuncian los festejos pues con el tiempo ha dado pie y motivo para que grandes artistas plasmen sus obras en él, además, claro, de informar sobre este o aquel evento taurino.
Los libros indican que el cartel taurino es interesante desde varias perspectivas: gráfica, artística e histórica. Gráficamente permite apreciar la evolución del mayor instrumento de propaganda de la Fiesta Brava, la evolución de costumbres, es decir, horarios, orden de la lidia y todo lo concerniente al festejo, sus preceptos y el gusto cambiante de la afición. Artísticamente permite observar el influjo de las distintas corrientes artísticas en este soporte, así como su valor estético intrínseco o bien la obra de artistas gráficos relevantes. E históricamente guarda el recuerdo de corridas famosas en las que se haya producido algún evento importante.
Según rezan los anales históricos, el primer cartel de toros sirvió para anunciar un festejo en Madrid el 19 y 30 de septiembre de 1737 en la plaza del Soto de Luzón. Estos primeros carteles de imprenta, estéticamente rudimentarios, se limitaban a anunciar con variada tipografía de la fecha y lugar de las corridas, los participantes y los dueños de los toros. Poco a poco los carteles fueron reemplazando al tradicional pregón callejero.
LAS MAYORES
Innovaciones tipográficas y artísticas en los carteles taurinos se fueron produciendo en los del coso de la Real Maestranza de Sevilla