18/07/2019. Madrid Las Ventas. Tercera del ciclo de novilladas nocturnas. Menos de un cuarto.
Novillos de José Cruz. Desiguales de presentación y juego. y dos sobreros de Casa Toreros, lidiados en primer lugar, de las mismas características.
EMILIO SILVERA. Bajonazo y estocada. Saludos con protestas. Dos pinchazos y tres descabellos. Silencio.
ALFONSO ORTIZ. Estocada. Saludos. Cuatro pinchazos y estocada desprendida. Silencio.
TOMAS RUFO. Estocada caída. Oreja. Dos pinchazos, estocada y tres descabellos. Saludos.
Un encierro desigual de presentación y juego. Mansos y flojos que deslucieron la noche. El lote de Silvera, fue devuelto al completo, un inválido y otro que se rompe una mano en el caballo, con este comienzo, mal augurio. Al haberse corrido turno, el primero que se lidió fue el primer sobrero.
Los catarros del verano, tan molestos y en algunos casos febriles, van dejando lastres de poco agrado y el que los padece sufre la incapacidad que le producen en época de tanto asueto y diversión en el estiaje festivalero que proporciona la estación.
Pues bien, a semejanza de ellos ocurre con las novilladas nocturnas. Dos jóvenes que se presentan en Madrid con escaso bagaje y el avezado Ortiz, héroe de cien batallas cual campeador mítico.
Unos por si suena la flauta, que estuvo a punto en el caso de Rufo y el otro perdido en el fragor de la batalla.
Una oreja de paisanaje, que no de toreo, se llevó Rufo al esportón, y a tenor de como estaba la cosa, me hubiera gustado ver la circunstancia que se hubiera dado si en lugar de los pinchazos le mete la espada al que cerró plaza, la inundación de talaveranos enarbolando pañuelos tuvo importante peso en la concesión del trofeo y la hubiera tenido en el sexto.
Los coletas dejaron el ruedo el famoso toreo moderno que hace restañar los dientes al aficionado añejo. No salimos de la mediocridad de los pegapases del exceso de distancias y del toreo hacia afuera.
Otra novedad se produce en el palco. Los criterios de los presidentes no deben estar por encima de la importancia de Las Ventas y aplicar una justicia ecuánime, D. Trinidad, no se puede dar una oreja a una faena con defectos de posición, llena de enganchones y con un desarme y dejar la posibilidad de la puerta grande al paisanaje que okupaba la plaza, afortunada mente la mano de los dioses, salvó la situación.
Destacable la labor de Ortiz con el que hizo quinto, destacable por el riesgo de un toro manso que se revolvía en cada muletazo buscando las zapatillas. Destacable el valor de aguantar y la experiencia notoria de un joven novillero para salir ileso.
Tuvo su punto la verticalidad de Silvera, extraña en los novilleros de hoy, gusta ver componer la figura y la quietud, pero hay que torear.
También gustó la brega de Miguel Martín en el tercero y la del cuarto a cargo de Venturita.