Por Carlos Buenomartes, 03 de diciembre de 201908:05
Francia nos sigue dando lecciones en materia taurina. Sé que el país vecino no es perfecto por mucho que lo pongamos de modelo. Nada ni nadie lo es. Pero resulta muy productivo seguir los buenos ejemplos de los demás, y gran parte del modo de funcionar francés es digno de copiar. Vaya por delante la felicitación que les debemos por defender la continuidad de las escuelas de tauromaquia y la posibilidad de que los menores sigan teniendo la libertad de acceder a las plazas de toros. La justicia gala ha decretado que ni ser alumno de un centro taurino ni asistir a una corrida tiene efectos nocivos para los chavales como falsamente denunciaban grupos antis. La resolución afirma que, además, prohibir las escuelas y la entrada de los menores a los cosos sería inconstitucional en vista a la privación de libertades fundamentales que provocaría. Bien por Francia.
También bien por la pronta publicación de las ganaderías que se lidiarán en algunas de sus ferias del próximo verano. Dax y Ceret ya han presentado sus elencos ganaderos con interesantes nombres y con la inclusión de divisas triunfadoras en ediciones anteriores. Pero más allá de los hierros escogidos, tan temprano anuncio implica la positiva creación de ambiente taurino aún cuando falta más de medio año para que llegue la cita. Buena labor de márquetin a coste cero. En España, Pamplona hará lo propio en breve. Sin embargo, la gran mayoría del resto de ciclos esperará a los días previos a la celebración de cada serial para sacar a la luz las diferentes combinaciones, perdiendo con ello la posibilidad de potenciar el run run entre aficionados y la publicidad que ello implicaría.
Sí, los franceses, quizá menos espontáneos pero más exigentes y cultos taurinamente hablando, nos toman la delantera en asuntos como estos, y generalmente son más justos con quienes triunfan en sus plazas, que suelen ser contratados de nuevo sin demasiados problemas. Justicia que también impera con quienes defraudan, vetados por un tiempo. Justicia en forma de oportunidades a los ganaderos de encastes minoritarios, lo que favorece la variedad en los ruedos, y todo gracias a la influencia de las comisiones de aficionados. Por el contrario, en España se repiten muchos nombres feria tras feria y año tras año sólo por intereses empresariales.
Aquí al sur de los Pirineos se antoja necesaria una pronta regeneración de empresarios con independencia entre ellos y con ideas renovadas. Y también políticos valientes que defiendan la tauromaquia sin complejos. Y como no todo es más de lo mismo en nuestra “piel de toro”, justo es reconocer a alguno de los que ya lo están haciendo. Los de VOX por ejemplo, que en Andalucía han solicitado un fondo de dos millones de euros para organizar novilladas. Eso sólo supondría el 0’005% del gasto de la Junta y permitiría dar hasta 133 festejos taurinos más y velar así por el futuro del toreo. Reconocimiento también a la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso, quien en la presentación de la Agenda Taurina 2020 afirmó que todos los amantes de la libertad estamos obligados a defender la Fiesta frente a la intransigencia, la imposición y el autoritarismo intolerante de unos pocos porque los toros son prueba de una sociedad libre. Y por último reconocimiento al socialista Emiliano García-Page, presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que a pesar de los ataques que está sufriendo por parte de Ecologistas en Acción mantiene su apoyo a los toros con la creación de un canal temático en la televisión autonómica porque la tauromaquia es cultura, tradición, fuente de ingresos y una de las actividades con mayores beneficios para la ecología aunque haya quien, de forma interesada, no lo quiera tener en cuenta.
Que nuestros representantes digan sí a los toros es dar libertad, a los aficionados para ir y a los antis para no hacerlo. Prohibirlos es condenar a la dictadura del “no” a los partidarios y a muerte a una especie única. Afortunadamente en España aún quedan políticos cabales y demócratas que no necesitan copiar a los franceses para hacer las cosas con sentido.