Por Rafael Comino Delgado
La Fiesta de los toros está atravesando momentos difíciles, pero a la largo de la historia los ha vivido más difíciles aún, y siempre los ha superado, por lo que no tenemos la más mínima duda de que ahora también los superará, y saldrá adelante con más vigor si cabe.
Es cierto que tiene muchos detractores, eso es innegable, pero precisamente sobre este aspecto queremos hacer algunas reflexiones que nos parecen de suma importancia, y que nos dan la razón, creemos nosotros, sobre la afirmación anterior de que superará todas las dificultades que se le presentan.
En diciembre de 2018, el ministro de Fomento, Sr. Ábalos, hijo de torero y aficionado, al que vemos frecuentemente en los callejones de las plazas de toros dijo -algo que no se entiende siendo él taurino- que “los taurinos son unos casposos”. A tal afirmación respondió don Andrés Amorós con una lista de varios cientos de intelectuales españoles y extranjeros, aficionados al toreo, todos de primerísima línea y pertenecientes a las distintas ramas del saber. Y es precisamente en este punto donde queremos incidir.
El Toreo es un espectáculo artístico, que puede gustar más, menos, o nada, como todos los demás espectáculos. Ahora bien, si Uds. hacen un análisis detenido y riguroso de los personajes con verdadero relieve intelectual, no esos intelectuales que muchos no saben, ni siquiera, lo que significa la palabra intelectual, no encontrarán ni uno solo que sea antitaurino, conozca la Fiesta, y quiera prohibirla. Podrá haberlos que se declaren no aficionados, o poco aficionados, o no entendidos, pero jamás de los que sean activistas, radicales, abolicionistas. En cambio, entre los defensores de la Fiesta podemos citar miles de verdaderos intelectuales, de la talla de Ortega y Gasset, García Lorca, don Gregorio Marañón, Mario Vargas Llosa, y un largo etc.
Los autodenominados intelectuales, antitaurinos abolicionistas, suelen ser de los que se apuntan a las modas, para quedar siempre bien, pero que no saben nada de nada, y menos aún de toros. “El nivel más alto de ignorancia es rechazar algo de lo que no se sabe nada”, dijo, con razón, Wayne Dyer, psicólogo y escritor americano. Y estos abundan en España, y en el mundo, mucho más que los intelectuales de verdad. Analicen con detenimiento el tema y verán que entre los activistas detractores de la Fiesta, de los que desean prohibirla, no hay ni uno solo que llegue ni siquiera a mediocre, sean científicos, artistas, políticos, o de cualquier otro colectivo. Les desafío a que me den el nombre de uno solo, no de dos, solo de un intelectual de verdadera talla mundial, con peso específico, que haya hecho algo importante en su vida profesional, y que sea conocedor del Toreo, antitaurino activista, radical, que desee prohibir los toros.
Esto nos debe hacer reflexionar muy detenidamente, y comprender que los taurinos llevamos la razón, que los verdaderos intelectuales están de nuestra parte, o al menos no están en contra, y toda esa ralea que quieren prohibir la fiesta no pasan de mediocres comparsas de una moda progre que, como nada tiene que ofertar, ofrece ruido y disparates, que solo llaman la atención a gentes desequilibradas y faltas de criterio.
Así es que, adelante, sigamos apoyando la Tauromaquia, y combatiendo con argumentos reales a los totalitarios que la desconocen, pero la quieren abolir, pues al final acabará imponiéndose la razón, la cordura y la verdadera inteligencia, frente a la falacia y la estupidez.