La emblemática plaza de toros de Chinchón cada año se engalana para disfrutar de los festejos de Santiago Apostol, unos festejos que abren la esencia antigua de la tauromaquia a la temporada nacional. Este año la empresa Pabecema vuelve tras un año de ausencia a la organización de sus festejos, dejando una feria telonera a las de agosto, ante un encierro en el que se verán los cuatro ejemplares a lidiar por la tarde y tres ejemplares de Agustinez que no solo verán sus calles, si no que también se soltaran a posterior en la capea. Además por la tarde noche, las luces del coso improvisado, se encenderán para dar visibilidad a una gran novillada sin picadores de Blanca y Belén Ortega, lidiada por el novillero local Álvaro de Chinchón y el murciano José María Trigueros. Una apertura en el que el festejo popular y el futuro del toreo, la variedad de encastes (Atanasio y Domecq) y la rivalidad por salir triunfador ponen la cita inamovible para el jueves 25