JAVIER JIMÉNEZ> Madrid
Hablar de Salamanca es hablar del toro bravo y de ganaderías. De ese campo charro sobre las que se cría el animal bravo. Pronunciar la palabra Salamanca, en cuanto a términos de ganaderos se refiere, es hablar de leyendas como Atanasio Fernández, Lisardo Sánchez o de las familias Sánchez Cobaleda, Fraile y Pérez-Tabernero.
Precisamente, en esta última familia parte la historia de esta ganadería propiedad en la actualidad de tres hermanos: Ignacio, Joaquín y Fernando Pérez-Tabernero Silos. En este caso es Ignacio, hijo de Ignacio Pérez-Tabernero y nieto del legendario ganadero Alipio Pérez-Tabernero, quien analiza el momento y los resultados de la temporada pasada en la divisa deHoyo de la Gitana.
Precisamente, la temporada pasada supuso un punto de inflexión para la ganadería salmantina. ‘De la temporada 2018 saco un balance positivo, aunque ha sido una camada corta. Nos encontramos ahora mismo en un momento de reestructuración, pero a partir de esta temporada, y sobre todo en las venideras, se verán los nuevos resultados’, asegura Ignacio Pérez-Tabernero.
‘Sin embargo, -prosigue el ganadero, a pesar de lidiar poco me quedo con la novillada de Boujan-Sur-Libron y un toro que salió en Madrid, que tuvo mucha calidad de la muleta’, afirma.
Cuando uno ve en los cercados los toros de este hierro pronto vienen a la mente los astados del mítico Alipio Pérez-Tabernero. ‘Buscamos un toro bajo de agujas y que sea armónico en su conformación, es decir, estamos criando el típico ‘Santacoloma’ de los años 80 cuando estaban presente en todas las ferias, pero con más cara y unas hechuras más fuertes porque es lo que está pidiendo la gente’, explica.
No sólo agudizan y perfeccionan el fenotipo del toro. En esta nueva etapa, los ganaderos dan importancia al caballo, pero también a la duración y embestida del animal en la muleta. ‘A los animales les exigimos tanto en el caballo, como en la muleta. Buscamos que en el tercio de varas se arranque de lejos, pero que luego meta la cara abajo, como en la muleta. Tiene que ser bravo y con casta, pero que permita hacer el toreo que en estos momentos se está realizando y para eso, es necesaria la clase’, afirma convencido e ilusionado debido a los resultados que están obteniendo en la plaza de tientas.
En el año 2000 la ganadería deja de anunciarse como Hijos de D. Ignacio Pérez-Tabernero y pasa a denominarse como Hoyo de la Gitana debido a que según cuentan los mayores del lugar, una mujer de etnia gitana dio a luz a un niño mientras cruzaba la finca.
Por esos campos se cría se preparan los toros para 2019. Son astados serios, bajos, muy en el tipo del encaste. Dos novilladas y una corrida de toros será la base de esta temporada. ‘El plato fuerte será en 2020, porque los toros más fuertes de esta camada se van a quedar de cinqueños para una corrida importante y de gran trapío’, asegura.